Como dos líneas paralelas. No más seremos. Tan solo dos personas que nunca cruzarán sus caminos. Y aún así siento un deseo profundo de atropellarla a besos —pensó Massi —. Dos vidas paralelas.
Sabía que se confundía, que dejaba pasar su tren, su locomotora. Moría por continuar a su lado cautivado por toda la magia y energía que desprendía aquella impetuosa adolescente. Pero también intuía que solo la distancia y el paso del tiempo pondría todo en su sitio. Tenía que alejarse. Era 20 años mayor que ella. Entre lágrimas se acercó y la besó de nuevo, absorbiendo todo lo que podía de su alma. Sería la última vez. Quizás.
—Dos personas que nunca cruzarán sus caminos —repitió Pati con dolor—, eso es lo que me dijo que seríamos—. Y comenzó a llorar con desconsuelo mientras su amiga le acariciaba los rizos en un silencio de no saber ni qué decir ni cómo consolar. En ese momento Pati solo podía pensar en todas las cosas buenas que había vivido con él. En el inicio de todo. Recordaba la sala de reuniones del campamento llena de adolescentes y cómo algo le atrajo de él desde el primer minuto en que se cruzaron las miradas. Pati creía que el arte hace brillar de manera especial los ojos de las personas y que aquello debía ser algo parecido al arte; porque había sentido un amor gigante al verle. Le había deslumbrado como una buena pintura.
—La persona que me acompañaría en la vida —continuó gimoteando—, ¿cómo me pude equivocar tanto? Su aroma, sus movimientos, es que todo en él me hacía imaginar que estaba con una persona adulta; me infundía serenidad ¡Ja!, toda de la que yo carezco. Pati no podía creer las palabras hirientes de su “novio” o lo que fuese. Ya ni sabía exactamente. Odiaba a Massi a ratos. —¡Sí, lo odio! —gritó autoconvenciéndose.
Pero en otros ratos no lo odiaba. Pati sabía que algún día las líneas dejarían de ser paralelas y confluirían en algún punto. Ella cambiaría cualquier amor pasajero por el de Massi cuando él se lo pidiera. Solo tenía que esperar a crecer un poco y hacerle ver que estaban predestinados. Dejarían de ser dos líneas paralelas. Sí. Pati lo cambiaría todo por un amor como el suyo. Eterno.
Este relato es la continuación de DOS, el microrrelato publicado por ACEN y seleccionado entre más de 1.000 participantes en el IV Concurso Nacional de Microrrelatos Románticos.
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