Hoy, a golpe de lunes gris, un amigo de esos que se van a Madrid a trabajar pero añoran tanto Vigo que consiguen volver y con ilusión (y con éxito, también), hacía eco en su muro del face de una entrevista a Pierre Ianni, exdirector de la viguesa de PSA hasta 2011.
Comentaba el directivo italiano, y también mi amigo el empresario vigués, que «El naval necesita organizarse en forma de clúster en Vigo. Cuando las empresas se organizan entre ellas se necesita la colaboración entre todos y cada empresa debe evitar el individualismo, trabajar para el bien común.«
Individualismo, sí, una palabra que describe genial la actitud que impera entre los empresarios y emprendedores de la ciudad. Y eso que, como le decía hoy a Dibuja, en Vigo está mucho más de moda el término «COWORKING«. No sé si porque es en inglés y ahora parece que a la gente ya le empieza a gustar utilizar términos en inglés en temas de trabajo o tal vez porque a nivel europeo pega fuerte; más bien, forma parte como un ingrediente más de la cultura de empresa. No pega, simplemente sucede. Se coworkea en todas sus dimensiones.
Trabajar por el bien común, colaborar, contagiar emociones positivas, forman parte de la jerga emprendedora viguesa, sí, incluso el término networking (que no se sabía ni muy bien al principio qué prestaciones de serie incluía…). Pero solo del discurso, no de la práctica empresarial.
Para mí subyace algo muy importante y básico en todas estas palabras: ser buena persona.
Sin embargo creo que lo que impera en el día a día de esta pequeña ciudad es el «CODAZOWORKING«, o lo que es lo mismo, intentar hacerle la vida complicada a tus vecinos de la empresa de al lado. Porque lo de ayudar y generar sinergias da mucho miedo…y nos pueden copiar.
Lo mejor: salir corriendo siempre de primero porque así se llega antes. Pues eso.
(La imagen que ilustra el post es del gran ilustrador de La Razón Jose Luis Montoro)