Sobre mí

Me llamo Elba como la isla italiana y nací en la isla de Santa Cruz de Tenerife. Tal vez todo sea mera casualidad. O tal vez, causalidad.

Con 7 años quería ser bailarina. Actuar en alguna compañía de ballet clásico o en el equipo de baile de Marta Sánchez, por ejemplo. Bailar. También me gustaba la gimnasia rítmica y las largas cintas de colores que pintaban el aire sin manchar. Con los años, me dejé seducir por el teatro e hice mis primeros pinitos como actriz en el colegio, más tarde en la empresa y después en el mundo del audiovisual.

Y cuando lo necesitaba, escribía.

Estudié CC. de la Información en la Universidad Complutense (Madrid). Sentía la llamada de la comunicación, de la expresión y ahora soy plenamente consciente que del arte.

A veces, muchas, también escribía.

He trabajado más de 20 años en el sector de la publicidad y comunicación, como directora creativa, copy, jefa de prensa, promotora y organizadora de eventos, formadora, conferenciante, presentadora.

Y cuando lo necesitaba o me lo pedían mis clientes, escribía.

Y cada vez escribo más. Porque he encontrado en la escritura mi verdadera pasión, mi talento innato y mi manera de disfrutar de verdad. Ese elemento, como lo llama Ken Robinson.

Pero siempre he percibido mi parecido con una isla. Porque siempre me he sentido artista, creativa, diferente. Insistiendo en mi diferencia, a pesar de la soledad que acarrea en ocasiones la diferenciación. Siempre rodeada de mar por todas partes. Apartada, pero perteneciente a un todo.

Como una porción de tierra que emerge del mar con una bandera que ondea. La de la creatividad.

Una zona aislada pero perfectamente comunicada con los demás por un vínculo. El de la ilusión.

Como un pequeño reducto que sobrevive al sol ardiente y a las lluvias torrenciales del invierno con una fuerza. La de la pasión.

Una isla sincera, incluso cuando el viento bate fuerte contra mi rostro.

Por todo esto, creo que tengo nombre de isla. Porque lo soy. Por causalidad.